martes, 11 de junio de 2013

Mi primer contacto Bio-Psico-Social


Fue allí antes de saber cual iba a ser mi futuro profesional, en aquella sala de urgencias, en aquel box cuando ejercí y puse en práctica aquel término que caracteriza tanto a los enfermeros pero que rara vez se pone en práctica por falta de recursos y de tiempo ¿Bio-Psico-Social se llamaba?.


Me encontraba en aquellas urgencias, neófito de todo como un''pajarito'' correteando por el hospital sacando pecho con aquella bata blanca de celador. Recuerdo que era una tarde calurosa, mucho me había costado tener que comer a la 1 de la tarde, ducharme y hacerme la mochila, pero más me costó fue tener que ver alejarse la playa por el retrovisor de mi coche. Al llegar no tenía otro remedio que tomarme un ''chute'' de cafeína porque entre el calor de aquellas urgencias y el recuerdo de mis amigos torrándose en la playa no podría mantenerme mucho más tiempo en pie.

La tarde transcurrió muy tranquila, yo ya no sabía exactamente como pasearme, con las manos en el bolsillo del pijama blanco, en el bolsillo de la camiseta blanca o pasearme alegremente con las manos tambaleando por mis costados, la cuestión fue que esa tarde solo paseaba y miraba lo lento que se pasaban las horas. Quizá tengo que agradecer al chico de seguridad su interés por la tecnología y su iPhone 4 recién comprado ya que cuando el tomó su turno de urgencias nos lo pasamos pipa descargando juegos y viendo vídeos de su hija en aquella estupenda cámara que grababa unos vídeos que se veían de escándalo. Pero como todo lo divertido acaba, vino la ambulancia, yo la veía a lo lejos y miraba las letras de la ambulancia deseando que en ella estuvieran pintadas las letras de S.A.M.U para darle un poco más de vidilla a la tarde oye. Mi gozo en un pozo cuando divisé que portaba las letras del soporte vital básico.

- Otro abuelete que se ha caido ''pensé''

Parece que me equivocaba pero de todas maneras no había ''acción'' para que la tarde se pasara más entretenida viendo a esos residentes temblar y con sudor frío al no saber como actuar. Aquel paciente que asomaba por la ambulancia era un chico joven que andaba de lado a lado, parecía que se había bebido un par de botellas de ron el solito, sería garrafón pensé.

Rápidamente me tocó trasladarlo a un box y la estúpida enfermera sin decirle nada, ni tan siquiera un saludo le metió sin vacilar aquel tubo por la nariz, menos mal que se le ocurrió echar un poco de lubricante. El hombre extrañado tragaba a las órdenes de la sargento enfermera y me miraba anonadado pidiendo una explicación del por qué esa bienvenida tan poco merecida. Tras meterle el tubo por la nariz la enfermera le explico que le iba a hacer un lavado gástrico para sacarle todas esas pastillas que se había tragado en un intento de autolisis. Las pastillas salían por el tubo de la nariz casi enteras, el ''valiente'' parecía que se las tragara a pares sin masticar siquiera, tras un rato, al volver a visitarlo, la enfermera le administraba carbón activado para eliminar cualquier resto de esas pastillas en su estómago, cosa que no aprendí hasta años después. El chico estaba tan sorprendido como yo.

Ahí fue cuando interesado cogí su historia y le pregunté ¿Por qué? ¿Por qué has intentado suicidarte hombre?, el chico entre lágrimas y medio borracho que iba, me contó que su mujer lo había dejado.

-Pero tienes 25 años y muchas cosas que experimentar todavía (le dije)
-Ya lo sé pero la quería muchísimo, era el amor de mi vida (me dijo)
-Pero hombre, chicas hay muchas, sé que es un mundo, sé que se te cae el mundo encima por perder a esa persona con la que amanecías, esa personas con la que soñabas, esa persona que era eso, tu vida.


Al parecer lo estropeé todavía más y el chico se puso de nuevo a llorar por lo que empaticé con él y le conté mis historias sentimentales. En aquel momento me sentía útil, en aquel momento sentía que estaba ayudando a alguien sacándole una leve sonrisa. Bromeaba con él, diciéndole entre mirada y mirada de la enfermera sargento que salimos a 7 chicas cada uno y varios chistes más que le conté. El chico se tranquilizó, su rostro se serenó, me dió las infinitas gracias por haberle ayudado aunque fuera un poco a sonreir en lo que era el peor día de su vida, en hacerle ver que siempre hay esperanza cuando pierdes a alguien, la vida sigue, las personas pasan por tu vida, conoces gente nueva y vuelves a ser feliz, este es el ciclo de la vida, ciclo que no tiene sentido si eliges el camino más cobarde, la muerte.



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